miércoles, 3 de abril de 2013


REFERENCIA

Espíritu de las ardillas, castor, don de los gansos.

Prueba de relevo: En esta prueba todos los integrantes deben saber y entender la importancia de su actuación en cada competencia, que su trabajo vale la pena, (ardilla). Cada competidor tiene el control sabe lo que tiene que hacer, el entrenador previamente los ha entrenado enseñándoles técnicas, disciplina, respeto por el trabajo de cada uno para así poder tener claro como llegar a la meta, (castor). Todos son parte de un todo, cada uno estimula le da aliento al compañero que lo está relevando esto se ve desde principio hasta el final de a prueba; (gansos).









Keyla Marquez








Sostenible y sustentable
El Nacional, 5 de noviembre de 2000
Varias personas me han consultado sobre la validez de los vocablos «sostenible» y «sustentable», cuando se aplican al sustantivo «desarrollo»: «Desarrollo sostenible» o «desarrollo sustentable».
De lo que me dicen algunos deduzco que se trata de algo así como un «tecnicismo», del uso de un término dentro de un contexto muy definido, en que la función calificativa del vocablo que se emplee juega un papel muy importante, porque se trataría de definir técnicamente el concepto de «desarrollo» que se quiere manejar.
Me parece, además, que los científicos sociales que manejan el concepto tienden a complicar las cosas —en este caso, quiero decir, no en todo— más allá de lo que ocurre en el campo específico del lenguaje. Y que me perdonen lo que pudiera parecer una intromisión en lo que no me concierne. Y como, además, estos conceptos de las ciencias sociales escapan a mi entendimiento, por respeto al conocimiento científico y a los científicos, y, por supuesto, al público que me lee, voy a tratar el tema estrictamente desde el punto de vista lingüístico o gramatical, que es el área donde me muevo con alguna propiedad.
Confieso que no entiendo muy bien qué se quiere decir con «desarrollo sostenible» o «desarrollo sustentable». Por ello voy a ceñirme al interés de mis consultantes en saber cuál es el adjetivo que debe usarse en este caso.
«Sostenible» y «sustentable» son de los llamados «adjetivos verbales» o «postverbales», porque derivan de sendos verbos: «sostener» y «sustentar». Pertenecen al tipo de esos adjetivos que se forman mediante el agregado a la raíz del verbo del sufijo «-able» o «-ible»: «amar», «am-able»; «temer», «tem-ible»; «corregir»«, «correg-ible».
El sufijo «-ble», tanto en su forma «-able» como «-ible», denota la idea de «posibilidad pasiva, es decir, capacidad o aptitud para recibir la acción del verbo (DRAE). Esto quiere decir, en este caso, que «sostenible» es lo que es «capaz de sostener o de sostenerse», y «sustentable» aquello que es «capaz de sustentar o sustentarse». Si aplicamos estas observaciones a la frase que motivó las consultas, diremos que «desarrollo sostenible» es el desarrollo que puede o es capaz de sostenerse, y «desarrollo sustentable» es el que puede o es capaz de sustentarse.
Gramaticalmente el uso de ambos adjetivos como calificativos del sustantivo «desarrollo» es válido. Pero habría que definir si semánticamente, es decir, desde el punto de vista del significado, los dos son igualmente válidos, o si sólo uno de ellos puede emplearse con propiedad.
Para definir tal cosa debemos remitirnos al significado de los dos verbos. «Sostener», dice el DRAE, es «Sustentar, mantener firme una cosa». Tiene otras acepciones, pero ésta es la que nos interesa por ahora. En cuanto a «sustentar», el mismo DRAE lo define en su tercera acepción como «Sostener una cosa para que no se caiga o se tuerza». Como se ve, el diccionario de estos verbos como sinónimos casi perfectos. En efecto, «mantener firme una cosa» (sostener) equivale a «sostener una cosa para que no se caiga». Se sobreentiende que aquella cosa que debe «sostenerse» o «sustentarse» existe de antemano, es decir, que el «sostenimiento» o «sustentación» de la misma no es lo que le da origen, sino que, una vez presenta dicha cosa, de lo que se trata es de mantenerla, de sostenerla, de asegurar su continuidad. En el caso de la frase motivo de las consultas se trata de que el «desarrollo», una vez iniciado, se mantenga, se conserve, incluso que aumente o se acelere.
Visto así el asunto, forzosamente hay que concluir que, situándonos estrictamente en el terreno del lenguaje, del léxico y la semántica, los adjetivos «sostenible» y «sustentable» son sinónimos, como lo son los verbos de que derivan, y por tanto su uso es indistinto, sólo sobre la base del gusto del usuario, sin que el empleo de uno u otro obedezca a regla alguna. Sin embargo, pudiera haber interés en establecer, dentro del ámbito científico del concepto, algún matiz semántico, alguna diferencia conceptual entre lo «sostenible» y lo «sustentable». Pero eso ya es ajeno a nuestro interés específicamente gramatical o lingüístico, y en lo que a mí respecta necesitaría una información más detallada de qué es lo que se quiere decir para poder emitir una opinión.
Como hecho curioso, en el DRAE aparece el adjetivo «sustentable» («Que se puede sustentar o defender con razones»), pero no «sostenible». En cambio, en Clave. Diccionario de uso del español actual, cuya excelencia he destacado muchas veces, no figura «sustentable», pero sí «sostenible: Que puede ser sostenido: El mundo debe tener un desarrollo “sostenible”, porque el progreso indiscriminado está causando graves desastres ecológicos». Aquí puede verse ese matiz semántico a que hice referencia, y que bien pudiera establecer una cierta diferencia entre lo «sostenible» y lo «sustentable».
El que uno de estos adjetivos, o cualquier otro, no figure en el DRAE no significa, por supuesto, que no exista. ¿Cuántas veces he dicho que el diccionario no determina la existencia o inexistencia de ningún vocablo? Pero en este caso esto es aún más evidente. De hecho todos los verbos tienen un adjetivo derivado terminado en «-ble», figure o no en el diccionario. Se trata de una derivación lógica, natural, que en algunos casos puede estar como latente, como esperando que alguien lo emplee para materializarse. De modo que cuanto esto ocurre, no puede hablarse de la creación o invención de una nueva palabra, sino de extraerla de un reservorio natural. Hace algún tiempo expliqué esto con respecto al sustantivo «gobernabilidad», que es, a su vez, un derivado natural del adjetivo «gobernable». La existencia de éste, aunque no esté en el diccionario, es de una lógica abrumadora. Inevitablemente el verbo «gobernar» genera un adjetivo derivado que es «gobernable». Y éste, por su parte, genera también necesariamente un sustantivo derivado, que es «gobernabilidad».


KEYLA MARQUEZ

















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